Capítulo IV- B / La consolidación de Águilas como pueblo

El asentamiento poblacional va creciendo, y en 1773, el Teniente Coronel de Ingenieros, D. Juan Escofet, en el plano que levanta con los nuevos edificios que se han construido, señala el llamado “Curadero de Esparto para las Fábricas” situado a poniente de la rada del Hornillo, (lo que hoy conocemos como los “cocedores del Hornillo”), lo que demuestra que ya en esos tiempos estaba asentada la industria del esparto aquí, y hace constar, refiriéndose a la creciente población del Puerto de las Águilas,  “la utilidad que resultará al Real Servicio promoviendo el comercio de trigo, cebada, barrilla, esparto y otros productos que abundan en el término de Lorca y otros términos vecinos”.

En ese mismo año de 1773,  D. Juan Escofet también realizó un minucioso estudio de las posibilidades de obtener agua para la población y los cultivos que se proyectaran, determinando que la noria de la Casa Grande es insuficiente y de mala calidad, siendo la mejor la de Tébar, pero queda lejos, por lo que  recomienda que se realice una conducción desde la del Huerta del Abad, y que “ a los colonos que vinieran a repoblar la zona se les otorgasen 20 fanegas a cada uno a condición de que planten algarrobos, viñas y olivos por ser de secano, y si esto hicieran, se les perdone durante diez años la tasa a la Real Hacienda, debiendo abstenerse de sembrar trigo o cebada, bajo pena de prisión, ya que dada la escasez de lluvia, las cosechas suelen perderse produciendo ruina, destacando que la mayor producción de estos campos está en la barrilla, siendo muy importante también la presencia de esparto, por lo que se debería fomentar su comercio”. De hecho, en 1777, el Director de Rentas Generales dicta una Orden por la que se permite el “embarque de granos” por el puerto de Águilas, así como de “frutos y géneros del Reino”.

Pronto, ante las buenas expectativas que ofrecía la construcción del muelle de embarque, varias empresas relacionadas con el comercio agrícola y el naviero decidieron establecerse en la incipiente población. Así las “J. Pablo Cassou y Cia.”, “Antonio Vidal Martín y Cia.”, o “Juan Viñas Hermano y Cia.”, entre otras, construyen sus almacenes y viviendas contribuyendo de ese modo a activar el comercio y a aumentar el número de habitantes.

Intereses económicos y políticos, lentificaron las obras de mejora del puerto y la carretera, frenando el desarrollo del comercio, y consecuentemente de la nueva población, lo que motivó que agricultores y comerciantes acudieran al Conde de Floridablanca solicitando su intervención, lo que se logró.

Eran tiempos de influencia del inquieto Conde Floridablanca, quién junto con su cuñado, D. Antonio Robles Vives, a la sazón Superintendente de la Real Empresa de Riegos de Lorca y miembro de los Reales Consejos de su Majestad, con residencia en Águilas, en la casa que hace esquina entre la calle Conde de Aranda y la Glorieta, y que reactivó agrícolamente el antes citado Huerto Ruano, que pasó así a llamarse Huerta del Consejero, tal y como nos ha llegado, planificó una reforma agraria a desarrollar entre 1785 y 1792, que basada en los estudios realizados en 1771 por D. Pedro  Pradez  para construir el llamado “Canal Real de Navegación y Riego de Murcia”,que aportaría a los campos de Lorca, Totana, Murcia y parte del campo de Cartagena, el agua de los ríos Castril, Guardal, Fuentes de Caravaca y Ojos de Luchena, lo que contribuiría a hacer fecundos esos secos campos, produciría abundantes cosechas a las que se le daría salida por el puerto de Águilas, favoreciendo el comercio y el poblamiento de la zona. (Llama la atención que hace cerca de 250 años se viera ya la conveniencia de hacer un trasvase para regar los campos de Murcia).