Ya hemos escrito sobre lo que pudo haber sido el Castillo de Águilas como reserva ecológica. Ahora expondremos lo que puede hacerse con este singular sitio ya que siempre hay tiempo para enderezar entuertos.
El objetivo sería mantener un sitio de conservación de plantas autóctonas y potenciar el monte como ámbito turístico y educacional. La estrategia estaría centrada en planificar el área, estableciendo normas para proteger la integridad de la flora regulando adecuadamente las actividades del lugar. El proyecto potenciaría condiciones para el desarrollo de turismo ecológico-educacional, concretamente senderismo, birdwatching y talleres educativos para motivar a visitantes y estudiantes a conocer el ambiente especial del entorno. Para ello sería necesario:
Observar el área identificando el trazado del suelo para determinar los senderos pertinentes. Efectuar mediciones y fotografías y diseñar la señalética necesaria, tanto informativa como de orientación y la infraestructura para la recepción de visitantes. Dar a conocer el enclave como un nuevo producto al turismo extranjero y a la educación con el concepto de wildlife-related. Ésta es una experiencia que atrae a los interesados del medio ambiente.
El enclave sería una superficie para el cultivo de especies arbustivas en peligro de extinción. La recepción de visitantes podría ubicarse en el área del puerto, más o menos donde se encuentra el antiguo restaurante Las Brisas donde se daría a conocer al visitante actividades informativas, educativas, y de conservación del medio ambiente por medio de charlas, dioramas y proyecciones explicativas.
Los senderos son una de las mejores maneras de visitar un lugar a un ritmo que permite la relación íntima con el entorno. En este caso la flora autóctona de la región de Águilas y las incomparables vistas de los montes que festonean la región desde Jaravía hasta la cuesta de Gos, las sierras Almagrera y Cabrera con la Mesa del Roldán al fondo, el inmenso Mediterráneo azul en el sur y por el este la Aguilica, el Fraile y la mole de Cope. Los senderos serían interpretativos mostrando la flora y la fauna del área con guías explicando a los visitantes lo que se puede observar y autoguiados para ser recorridos con el apoyo de señales, carteles epigráficos demostrativos y folletos de interpretación ambiental.
La flora de nuestro Sureste es bien conocida por los aguileños: esparto, barrilla, tomillo, bojalaga, romero, varica de san José, ajoporro, albardín, hinojo, jopo de lobo, lirio silvestre, malvavisco, pan de pastor, narciso, orquídea abejera, pegamoscas, rabogato, siempreviva, uña de gato, vinagrillo, y muchas más.
Ejemplos de posible vegetación adicional:
Adelfa (nerium oleander), conocido en nuestro entorno como baladre. Se multiplica por semillas enterrándolas ligeramente al inicio de la primavera.
Agracejo (berberis vulgaris), conocido como vinagrera. Crece enterrando las semillas ligeramente en otoño.
Aladierno (rhamnus alaternus), se reproduce por esquejes leñosos plantados en invierno.
Cornicabra (pistacia terebinthus), se multiplica por semillas enterrándolas ligeramente en el otoño.
Coronilla (coronilla glauca), se reproduce enterrando ligeramente las semillas en otoño.
Coscoja (quercys coccifera), se reproduce enterrando las bellotas.
Emborrachacabras (coriaria myrtifolia): se propaga por estacas leñosas en el otoño.
Griñolera (cotoneaster granatensis), se propaga por esquejes al final del verano.
Guillomo (amelanchier ovalis), se multiplica por semillas enterradas bajo una ligera capa de tierra.
Lentisco (Pistacia lentiscus), se reproduce por semillas en otoño.
Romero (rosmarinus officinalis), se multiplica por semillas enterrándoilas ligeramente en otoño.
Sauzgatillo (vitex agnus-castus), se reproducxe por semillas enterrándolas ligeramente en otoño.
Taray (tamarix gallica), se multiplican por semillas enterrando las cápsulas enteras.
Torvisco (Daphne gnidium) Se multiplica por semillas en otoño.
Nunca es tarde si la dicha es buena, como se dice por tierras de Águilas.
Mateo Casado Baena
AUTOR: Mateo Casado Baena