La resolución en su día de restaurar el Castillo de San Juan fue una gran noticia para nuestro pueblo.
La renovación se ajustó bastante a los planos originales del arquitecto don Sebastián Feringán, el ingeniero turolense que construyó obras militares defensivas en Cartagena y en el monte del Castillo de Águilas.
Así, la nueva fortaleza se convirtió en una réplica ajustada a la construida en el siglo XVIII, con el equipo y pertrechos utilizados en la época de Carlos III. De esta forma, el enclave se convirtió en un conjunto histórico que hoy atrae a numerosos turistas a lo largo de todo el año.
Con la restauración de la torre y de la batería de San Pedro se contó entonces con la gran oportunidad de transformar el Monte del Castillo en reserva ecológica, lo que hubiera creado enormes posibilidades para convertirlo en una importante atracción ecoturística.
El ecosistema del Campo de Águilas, particularmente su flora autóctona, ha sido sistemáticamente destruido por la puesta en regadío a partir de los años sesenta de cientos de hectáreas de terreno virgen, por la construcción de invernaderos de plástico, y por las múltiples urbanizaciones construidas junto al litoral. La mayor parte del incomparable monte del Cambrón y el terreno contiguo a la ladera de Cope han sido obliterados.
Afortunadamente entonces, quedaba este último bastión ecológico que permanecía prácticamente intacto. Los 12.000 metros cuadrados de la Peña del Castillo preservaban ejemplares botánicos que durante miles de años habían estado arraigados en el entorno del Campo de Águilas y que ahora casi han desaparecido; por ejemplo, la cornicabra (periploca angustifolia) y el rascamoños (launea spinosa) que únicamente se dan en el sureste ibérico.
Una vez designado el Monte como santuario botánico, el acceso habría tenido que ser habilitado solo para viandantes para eliminar la contaminación ambiental y decibélica.
Así, el espacio protegido hubiera podido ser recorrido utilizando un sistema de senderos desde los cuales los visitantes habrían podido apreciar esta singular flora mediterránea por medio de placas litográficas descriptivas.
Este plan hubiera convertido el monte del Castillo de Águilas en una atracción de interés ecoturístico, a la vez que histórico, para el visitante regional y nacional y para el turismo internacional de calidad.
Adaptado de un artículo publicado el 08/01/2005
AUTOR: Mateo Casado Baena