La España Corrupta IV / El aplauso

Después de estos meses de confinamiento en mi propio domicilio, llega un momento en el que el “caletre” se te queda vacío de ideas que poder comentar.  Pues ocurre que, por las noticias que  los distintos comentaristas de las diferentes cadenas televisivas, cada uno te cuenta la cosa a su manera.  Voy a obviar una de las más recientes noticias, que habla de la “Caja B” de Podemos de la que con sus más hábiles abogados trata de zafarse “El Chepa”. Otra la del paradero del Rey Juan Carlos, que hay para todos los gustos.

Pues obviando todas esas noticias, con ser importantes, me voy a centrar en el “VIRUS” ese que tanto nos está dando la lata, que ahora va hacia delante, pero caprichosamente vuelve para atrás, bien por no saber tratarlo o porque tenían que haberlo prohibido como tantas cosas nos están prohibiendo, el caso es que el aplauso sigue en libertad, y la gente sale al balcón a aplaudir sin saber a quién y el vecino del balcón de enfrente no sabe por qué y no aplaude. Al final llegamos a enterarnos de que se aplaude la meritoria labor que algunos profesionales están realizando, lo cual es muy encomiable

El caso es que toda esta circunstancia me ha dado pie para dedicarle al aplauso, y a quienes aplauden, uno de mis sonetos “grotescos” contenido en mi libro

LA ESPAÑA CORRUPTA IV.

 

EL APLAUSO

 

El aplauso lo acaban de inventar

y no saben a quién hay que aplaudir

porque en este compás de ir y venir

prodigan el aplauso a reventar.

 

A tu balcón te tienes que asomar

para ver cómo aplauden a parir,

a quién aplauden tienen que decir

si no tienes balcón para apoyar.

 

Yo no tengo balcón señora mía,

y por lo tanto no me puedo unir,

pero oigo a los que aplauden todavía.

 

Yo vivo en Castellana, es un decir,

y el balcón más cercano de esta vía,

 aunque quisiera no lo puedo oír.

 


AUTOR: Francisco Puch