El milagro de Promúsica Águilas
" La música es realmente la mediadora entre la vida de los sentidos y el espíritu "
Ludwig Van Beethoven
Cuando somos capaces de aletargar durante dos horas esos sentidos a los que alude este genio de la creación musical, y damos paso, abriendo las compuertas inquietas de nuestro espíritu, a la danza de notas movidas por la armonía, entonces, y sólo entonces, podemos sentir sobre nuestra piel el milagro de la música. Y es un momento de extraordinaria felicidad, breve, efímera, pero real, tan real que se nos puede poner la "carne de gallina " o " el vello de punta ", con un sólo de oboe o un pasaje de violín ofrecidos por manos expertas y amorosas. Ahí es donde el espíritu se expresa a través de los sentidos, unos sentidos adormecidos con la ordinariez de la rutina, y eleva la calidad de su percepción a cotas altísimas, limítrofes con la belleza y la plenitud.
En algún viejo artículo mío ( El bálsamo sonoro ) proponía otorgarle un mayor valor para la música en directo frente a la música enlatada. Cuando disfrutamos de un concierto cara a cara con los músicos, si somos sensibles a ello, seremos capaces de notar su respiración en los vientos, la tensión contenida entre los dedos de las cuerdas, o la concentración del percusionista. Pues hace un año se pudo disfrutar en el Auditorio Infanta Elena del primer concierto de abono de la Asociación Promúsica Águilas, que fue un rotundo éxito; no voy a enumerar aquí los conciertos ya que se contaron por éxitos y quien los disfrutó los retiene en su retina y su oído.
El pasado viernes 18 de octubre este grupo de entusiastas del arte de los sonidos puso en marcha su segunda temporada de abono, estructurada con una serie de conciertos sinfónicos donde la música clásica se vestirá de calle y hará que entren en este maravilloso mundo, incluso a aquellos que se muestran reacios a la gran música aduciendo elitismo ( falso ) o falta de preparación ( irrelevante ). El repertorio previsto para esta temporada de abono 2013-2014 ha sido minuciosamente elaborado y se ha conseguido la concurrencia de prestigiosas orquestas sinfónicas y reputados solistas de diversos instrumentos. Esperamos gozar otro año más de un concierto mensual que viene a representar como una inyección de vitalidad cultural, tan escasa como necesaria.
El título de esta reflexión no es más que el reconocimiento unánime de los abonados y público ajeno de lo que podemos calificar de milagro laico, teniendo en cuenta que vivimos en Águilas, una población mediana, con una apatía más o menos generalizada hacia los eventos culturales y artísticos, y con una programación institucional mediatizada por la crisis de los presupuestos municipales y autonómicos. Realmente es un milagro ( del latín miraculum : hecho admirable ) que una iniciativa privada, con una directiva escasa pero compacta y muy competente y, ante todo, de espléndidos degustadores de la buena música, apostase hace dos años por la promoción de grandes eventos musicales. Yo reconozco, y entono mi mea culpa, que cuando supe de esta divina locura me mostré muy escéptico, no por los promotores ni por la idea, sino por la previsible respuesta de un público que no ofrecía ninguna garantía de asistencia por la idiosincrasia tan particular de esta población. Hoy, como abonado desde el mismo inicio de esta Asociación, presento mis más humildes disculpas por no haber confiado ciegamente en la bella aventura que hemos podido comprobar con todos y cada uno de los conciertos ofrecidos hasta el momento. Declaro aquí que disfruto mucho llegando con anticipación al patio de butacas para poder comprobar cómo se va completando hasta lograr el lleno absoluto, algo tan complicado en el Auditorio. No podemos dejar de señalar el notable porcentaje de oyentes extranjeros que nos muestran a diario lo que es una cultura musical. Como anécdota, hace pocos días hablando con un matrimonio amigo, originarios de Alemania, que pasan temporadas en Águilas y muchos meses fuera, me dijeron que habían comprado los abonos aún sabiendo que posiblemente más de la mitad de los conciertos se los perderían por estar fuera de nuestra población, pero, y aquí viene la lección, lo habían hecho conscientemente porque les parecía una iniciativa importante y que debían de apoyarla por ser una riqueza para Águilas.
Este milagro de Promúsica Águilas debe prolongarse en el tiempo y nuestro ánimo y apoyo no debe faltarles nunca; es un gran edificio del que apenas se han puesto los cimientos y en el que todos podemos colaborar en la medida de nuestras posibilidades.
La directiva de Promúsica es consciente que se debe potenciar a los músicos de Águilas y para ello, cuenta con la cantera de jóvenes músicos que nacen y se hacen como tales en el Patronato Musical Aguileño Francisco Díaz Romero, la centenaria institución de pedagogía musical que nos ha deleitado, y lo sigue haciendo, con magníficos conciertos de partituras y arreglos para banda. Ambas entidades culturales deben armonizar objetivos y compartir esfuerzos para disfrute de los amantes de la música, que los hay.
Y como decía Giovanni P. Pergolesi : la música nace en el límite mismo del fracaso de la palabra, yo dejo de escribir y espero ansioso a que suenen los primeros acordes de siguiente concierto de homenaje a Verdi y a Wagner en el doscientos aniversario de su nacimiento.
Francisco José Montalbán Rodríguez