Crónicas Urbanas V
Siguiendo con nuestra idea de dar a conocer los trabajos que en el 1.900 escribiera Martí Lloret sobre los acontecimientos que ocurrían en Águilas por aquellos tiempos, acontecimientos de toda índole: culturales, artísticos, sociales, etc. Hoy le toca a la política local y verán ustedes como hay cierto parecido con lo que acontece en la actualidad, no solamente en nuestra ciudad sino a varios niveles de pueblos cercanos y hasta niveles nacionales. Una Pincelada Política de Martí La política local era la misma que la de los demás pueblos. Dos partidos turnantes: conservador y Liberal que ocupaban la situación cuando subían al poder los suyos. Había también un pequeño grupo republicano que actuaba sólo de modo romántico y se reunía para cantar “la Marsellesa” con letra española: “Sin religión Bien puedes dar A tu hijo educación”… El Partido Socialista ni siquiera había dado aún su primer vagido. Acaudillaba a los conservadores Don Emilio Calero, buen médico y mejor persona, y formaban el Estado mayor del partido los cuatro hermanos Muñoz (Bartolomé, Agustín, Vicente y Pepe que casi siempre era Alcalde, cuando no lo era Don Alfonso Moreno, Carlos Marín Menú, que se encargaba del Juzgado y otros buenos elementos que, con la mayor voluntad, ocupaban los puestos de arbitrios; presidencia del casino, Abastos, etc., que a todos ellos llegaba el influjo político. Cuando les tocaba el turno a los liberales, entraba en acción el simpático y popular Pepe parra, hombre afable, servicial, celoso del progreso de la villa y patrocinador de muchas de sus reformas. Tenía una cohorte de incondicionales admiradores correligionarios, destacándose como recalcitrante Antonio el Cano y Juan Antonio Ruiz “el Obispo”, cuya misión cotidiana y principal era ir con otros varios a despertar al jefe, hacerle la tertulia en su desayuno, darle cuenta de las minuciosas locales, comentar la prensa nacional y acompañarle luego en amplia y espectacular fila, a toda la anchura del Paseo de Parra, hasta que, a eso de las once, hacían su entrada en el ayuntamiento Don Pepe y todos sus acompañantes. Uno de sus grandes aciertos fue el nombrar secretario del municipio a Vicente Lanuza Martí, buen literato, hombre de gran tacto social y de talento, que hizo relevante la obra del partido, y en su época fuimos nombrados como empleados del Ayuntamiento; Antonio Romero, Antonio Álvarez, Paco Trench, Vicente Cabrera, Agustín García, Pascual Acuña, Mariano Jiménez y el cronista que os habla, por lo que Lanuza, con su ingenio peculiar, llamó a las oficinas “el panteón de familias ilustres”. Lanuza en un desahogo literario, rotuló muchas calles, reemplazando sus nombres anodinos por los de Casa Ola, Balart, Sagasti, López Ayala, Cautelar, Canalejas, etc. En tiempos también de Pepe Parra, se hizo una orla con la dotación municipal, desde el Alcalde hasta el último barrendero, y es triste considerar que de 96 personas que la formaban, sólo queda con vida este cronista. Por lo demás, la política aguileña vivió y se desenvolvió siempre en el más amistoso acuerdo, sin estridencias ni rencores, sin odios ni malas pasiones, atentos al bien del pueblo y a favorecer a los hombres de su partido. Lástima que, años después, un veneno ambicioso y subversivo viniera a emponzoñar esta rivalidad política, sin rivalidades, que hacía de Águilas una ciudad dichosa. F. Martí. Y esto es todo con respecto a la política local. Saquen sus conclusiones y observaciones. Y esto es todo por hoy, hasta la próxima.
AUTOR: Emiliano