Esta es la pregunta que se hacían los clásicos latinos, en la Edad Media y etapas posteriores, como un recurso retórico para recordar y valorar las personas y las obras importantes que el tiempo parece ir borrando : ¿Dónde están ? Es la traducción correcta y yo la traigo aquí con otro sentido distinto, puesto que me pregunto por personas que aún viven y no sé dónde están. Viene este preámbulo para hacerme una reflexión que acaso me lleve a una amarga respuesta. Desde hace un par de meses en Águilas tenemos un, a mi modesto entender, excelente Auditorio y Palacio de Congresos Infanta doña Elena, para el cual se ha preparado una cuidadosa y variada programación, ávida de atraer a todo tipo de públicos. Si ha habido algún problema inicial, es absolutamente perdonable al haberse inaugurado " por exigencias del guión electoral " antes de estar definitivamente acabado. Que hay aún flecos que rematar y detalles que pulir, cierto es, pero un proyecto tan amplio y ambicioso como este debe hacer su rodaje y dejar que todas las piezas de la mecánica se vayan acoplando.
Pero yo me pregunto, muy especialmente, por aquellos aguileños que durante años solicitaron enconadamente a las distintas administraciones un auditorio con capacidad para nosécuantasmil personas, y tampoco me olvido de aquellos que se han quejado secularmente de que para ver teatro se tenían que desplazar a Lorca, Murcia o Madrid ( yo también lo he hecho y soy uno de ellos, no me escondo y ahora estoy dando la cara ). ¿ Dónde están los integrantes de aquella gran compañía de aficionados al teatro con voluntad de ser estable y con el nombre de nuestro actor icono de Águilas, de la que nunca más se supo, que llegaron a provocar agrias polémicas con las autoridades existentes en pos de un local digno para sus representaciones ? ¿ Dónde están los carnavaleros a quienes se les hace trizas la lengua pidiendo un local digno para sus galas ? ¿Dónde está la que se autodenomina a sí misma " clase docente " para dar ejemplo a sus alumnos ? ¿Dónde están los intelectuales de salón y pacotilla que sólo saben ir contra todo, venga de donde venga y esté bien o mal ? ¿Dónde está la clase política cuando no hay foto para la prensa ? ¿ Dónde están las decenas de actores aficionados de las diversas compañías de nuestro pueblo, esos que van presumiendo de ser Margarita Xirgu o Julián Romea ? ¿ Dónde está esa caterva de melómanos exquisitos que siempre se han quejado de que no se podría ver en Águilas una buena orquesta, una ópera o un ballet ? Ubi sunt ?
Y pregunto esto con la razón que da el haber asistido a todas las representaciones teatrales que se han llevado a cabo, además de a otros eventos literarios y musicales, y a lo sumo, se podrían contar con los dedos de una mano los actores aficionados que he visto en la platea. Una cosa es predicar y otra dar trigo dice la gramática parda del refranero español. Ahora, cuando tenemos lo que durante tantos años hemos anhelado, implorado, soñado, ahora, cuando la dirección del Auditorio se ha esforzado en agradar a todo el pueblo de Águilas, ahora, le damos la espalda, y empezamos con las excusas : que si no me invitaron a la inauguración, que si el edificio no me gusta, que si es pequeño, que si lo ha hecho otro partido que no es el mío y por tanto voy a estar en contra de todo lo que venga del Auditorio, que si esta obra no me gusta, que si es caro, que si es mala hora, que si no tiene buena acústica, que si esto que si aquello.
Las excusas vanas y sin fondo se convierten automáticamente en mentiras flagrantes. Muy reprochable e indignante me parece que después de todo el esfuerzo económico, profesional, y técnico que se ha tenido que llevar a cabo para ofrecernos una programación de lujo, un edificio de arquitectura vanguardista, los aguileños, los auténticos propietarios de este proyecto, seamos capaces de darle la espalda y quedarnos viendo un partido un sábado por la tarde entre dos equipos extranjeros con veintidós señoritos que juegan a correr detrás de una pelota. No lo entiendo. El patio de butacas debe preguntarse, entre azul y negro, en el silencio de su soledad, ¿ dónde están ?
Finalmente, desde mi humilde parecer, deseo felicitar al Director, Antonio Llamas, por la valentía al asumir un reto como el de llevar adelante un Auditorio nuevo, por haber dado ya, en sus escasos dos meses de funcionamiento, un lugar al Arte, a la Literatura con mayúsculas, a la Poesía, a la Música, y sobre todo, al Teatro. Yo me considero privilegiado, ya que ahora no tendré que desplazarme a otras ciudades para disfrutar de toda la riqueza para el espíritu que ofrece el Auditorio de Águilas. Estoy como un niño en la mañana de Reyes al que le han traído todo lo que había pedido y algún juguete más. A todos los que lo han hecho posible, gracias.
Francisco José Montalbán Rodríguez