Raro, ya, resulta ser el día en el que los medios de comunicación no nos proporcionan informaciones cuyo mensaje más importante -y resaltado- es una cifra, generalmente redonda y absoluta, sobre cualquier iniciativa, o el resultado numérico de un sondeo, encuesta o análisis de opinión.
Esos dígitos, evidentemente, obedecen a un interés individual. Cuando se extraen unos aspectos concretos de una encuesta general, porque obedece justamente a lo que más interesa al medio que la difunde; y cuando la elaboración del sondeo es propia, cualquier intento de justificar el objetivo perseguido está de más.
Normalmente, aunque lejos de la generalidad, unos profesionales de la sociología comunicativa, o de la comunicación sociológica, elaboran el fondo y la forma de los temas y cuestiones a plantear; y, una vez realizada la oleada de opinión, ofrecen los resultados, la disquisición, el posicionamiento ciudadano ante la materia objetivo de las preguntas planteadas.
A partir de ese momento, ya servidos los resultados, comienza, por el interés individual de cada cual, la interpretación, más o menos torticera, de los mismos para que, de alguna manera, coincida con sus estructuras y estrategias sociales, económicas o ideológicas.
Estos patrones suelen resultar más o menos chabacanos en muchas de las ocasiones en las que la elaboración del tema a plantear es propia; a veces se pregunta por lo que sea, hasta por lo más peregrino y ñoño, formulada la pregunta, además, con una rácana o nula cientificidad.
Qué rango de seriedad puede presuponérsele a la pregunta que, tras analizar las respuestas de quienes la han contestado, ofrece el resultado de que el 75% de los españoles quiere que el Congreso de los Diputados abra en verano. Obviemos la formación necesaria de los encuestados en cuanto al conocimiento del número de asistentes a un plano de las Cortes para la tramitación, y aprobación o rechazo, de iniciativas parlamentarias. Pero quienes han planteado la cuestión sí debieran saber que los elegidos por la voluntad popular no pueden plantearse las vacaciones en turnos porque se distorsionaría el veredicto de las urnas; nunca estarían todos los grupos representados proporcionalmente. Ahora bien, si se trata de que no tengan Sus Señorías derecho a vacaciones estivales porque se les quieran conmutar por los periodos inhábiles o porque tengan jornadas semanales de tres o cuatro días…, que cada ciudadano de ese 75% se lo plantee a su partido -de afiliación, simpatía o simple fidelidad a la hora de votar-; a ver qué aceptación obtienen.
Tampoco van muy sobrados de altura científica quienes, tras una investigación, se supone que rigurosamente estadística, nos cuentan que la ingestión de la píldora postcoital lleva consigo un 80% más de posibilidades de concebir. O sea, que la fiabilidad o resultado positivo del fármaco en cuestión es de un triste 20%. Pero ese número ochenta, tan redondo, aunque no haya sido extraído todo lo rigurosamente que estas cosas exigen, vende.
Y, sobre el mismo tema, otra cifra que, por su rotundidad, parece algo importante: “30.000 firmas en toda España avalan un manifiesto antiabortista”. Además, con un tratamiento tipográfico mucho más que generoso teniendo en cuenta que el apoyo que intentaron vender era del 0´06%. Lógicamente, este índice porcentual no apareció en la campaña de venta.
Mientras tanto, otro titular -no recuerdo si en el mismo periódico o en otro de similar corte y confección, resaltaba también, aunque la intención era otra, que “180.000 firmas (sólo en Cataluña) respaldan la negativa a los toros”.
Dos titulares, dos cantidades… y dos intencionalidades. Vale.
Para terminar, algo de casa. Hizo públicos el INE los datos de población y los dos periódicos de mayor tirada y difusión de
Está claro. Las encuestas, los sondeos de opinión y las estadísticas elaboradas para obtener un perfil social determinado, al margen del rigor científico que haya iluminado todo el proceso, son un abanico de posibilidades de interpretación, pero todos los datos giran en torno a la redondez y rotundidad de las cifras y los porcentajes. Es algo que vende. Y, además, no escapan a la teoría del color del cristal con se mire.